Surge una sencillez exquisita que proviene de contemplar árboles. A primera vista, parecen tan básicos, despreocupados y completos; y si miras con mayor precisión, descubres una red extremadamente intrincada que aún no comienza a entender el humilde espectador.
Peter Wohlleben nos cuenta sobre el mundo misterioso de estas fascinantes criaturas en su libro: La vida secreta de los
árboles. Una aventura para los curiosos que se han preguntado qué hay más allá de las hojas, ramas y raíces que estamos tan acostumbrados a ver. Este libro me ha traído innumerables reflexiones que se pueden aplicar a la vida cotidiana. Me atrae particularmente la dinámica de la maternidad que existe en los árboles. Resulta que los árboles jóvenes están muy interesados en crecer de la manera más rápida posible. Sin embargo, la altura y la sombra de sus madres sólo permiten que el 3% de la luz solar llegue al suelo y a las hojas de sus hijos. Esto hace que sea casi imposible de crecer hacia arriba, fortalecer un tronco más grueso ¡o incluso rebelarse porque no hay suficiente energía para hacerlo! Este método de crianza es llamado ‘privación de luz’ por los silvicultores y, tiene el propósito de garantizar un crecimiento lento, ya que este es un importante requisito para que un árbol viva hasta una edad madura. El crecimiento lento hace que los árboles sean flexibles, sobrevivan a las tormentas, creen resistencia a los hongos y combatan sus lesiones de manera efectiva.
¿Será esta una sugerencia de la madre naturaleza a reducir la velocidad con la que llevamos nuestras vidas?
El carril lento puede esconder tesoros que no son aparentes a simple vista …
***Referencias y para profundizar:***
Peter Wohlleben, La vida secreta de los arboles, Obelisco, 2016.